Cómo afrontar de forma positiva el cuidado de un enfermo de Alzheimer
diciembre 26, 2022

El cuidado de larga duración está definido como un evento estresante, avalado por la comunidad científica. Esta presión es aún mayor en el cuidado de pacientes con Alzheimer, una enfermedad de difícil manejo y cuya evolución no siempre es previsible.

Pero ¿se puede asumir el cuidado de una persona con demencia desde una perspectiva positiva? A pesar de que hay un número importante de casos en los que los cuidadores experimentan las consecuencias negativas de cuidar, también hay quienes muestran una mayor adaptación y tienen recursos adecuados, por lo que cuidar puede transformarse en una experiencia gratificante y que ofrezca oportunidad de disfrutar y obtener reciprocidad. De ahí que realizar una valoración positiva de la situación ayude a mejorar no solo la salud mental y física, sino el eje cuidador-paciente.

Afrontar el cuidado de una forma positiva puede parecer difícil, pero no es imposible y en este artículo vamos a dar algunas claves para lograrlo.

Estrés, emociones negativas y positivas

El estrés está provocado sobre todo por situaciones imprevistas, contrariedades, condiciones personales o profesionales que sentimos de forma consciente o inconsciente como una amenaza, dificultad, etc. En definitiva, aquellas que vivimos, fundamentalmente, como algo negativo.

Aplicado al campo del cuidado, conviene señalar que los factores no son en sí mismos fuente de estrés, sino que es la forma de verlo de cada persona lo que da lugar a la situación estresante. Digamos que el cuidador percibe una amenaza y no se siente capacitado para afrontarla. En ese momento desarrolla emociones negativas que activan respuestas físicas o de conducta que, en condiciones mantenidas o extremas, pueden contribuir a la aparición de trastornos emocionales o físicos.

Pongamos como ejemplo, una alteración del comportamiento, una alucinación o un cambio en el patrón del sueño. El cuidador reconoce la situación como nueva, nunca se ha enfrentado  a ella y no tiene herramientas para resolverla. En este escenario es normal que no sepamos dar un cuidado adecuado.

Pero de manera menos frecuente, los factores estresantes pueden ser evaluados como benignos/positivos. Aquí, el cuidador siente que tiene la capacidad de afrontarlos y asocia emociones positivas (satisfacción en la relación con el enfermo), que pueden impulsar a su vez respuestas físicas o anímicas saludables.

Cuidados y satisfacción

A continuación, comentamos una serie de experiencias vinculadas al cuidado que ofrecen la posibilidad de explorar caminos en los que encontrar satisfacción:

  • Privilegio de cuidar. Cuidar es interiorizado como una obligación más que como un privilegio. El deber de las relaciones familiares eclipsa el ver el cuidado como una oportunidad a la que no tiene acceso todo el mundo. Decir “tengo la oportunidad de cuidar” en lugar de “tengo la obligación de cuidar”, supone un cambio de enfoque positivo.
  • Sentirse útil y satisfecho. Cuidar a un ser querido es una sensación de logro a la vez que supone un acto de amor y bondad.
  • Aprender nuevas destrezas y habilidades. Durante el trabajo de cuidados desarrollamos una serie de tareas e interiorizamos unos conocimientos que seguramente podemos compartir con nuestro entorno o en otras facetas de nuestra vida.
  • Aprender sobre uno mismo. Enfrentarse al cuidado de larga duración pone a prueba nuestras capacidades físicas, de empatía, paciencia o superación personal.
  • Oportunidad de devolver lo recibido. Estar más cerca del enfermo y, en el caso de los padres, devolver lo que ellos han entregado por nosotros, nos ayuda a cerrar el círculo de la vida.
  • Estrechar lazos con la persona cuidada. Redescubrir una nueva relación o reconstruir la ya existente.
  • Dar sentido a nuestras vidas. Tener a alguien que depende de nosotros puede ayudar a desarrollar una actitud diferente ante la vida y a mejorar.
  • Atenuar el dolor en el proceso de duelo. La satisfacción del deber cumplido genera bienestar y ayuda en proceso de pérdida.
  • Dar ejemplo a los demás. La importancia de dejar legado y crear valor entre los más pequeños.

     

“No es el estrés lo que nos mata, es nuestra reacción al mismo” – Hans Selye