Consejos para comunicarse con una persona con Alzheimer
octubre 26, 2022

Un problema que se observa con frecuencia en las familias cuidadoras es la dificultad de comunicarse con el paciente. Y no es para menos, ya que una adecuada comunicación resulta clave para optimizar la interacción, mantener una buena relación y evitar el aislamiento del enfermo.

Ahora bien, comunicarse con la persona afectada requiere mucha paciencia y, a menudo, es una fuente generadora de estrés en los cuidadores. Es fundamental entender cómo la enfermedad afecta al lenguaje y conocer estrategias que facilitan el proceso comunicativo.

La enfermedad de Alzheimer altera progresivamente el lenguaje, tanto en la expresión como en la comprensión. Además, a los problemas cognitivos se pueden sumar problemas sensoriales como una disminución auditiva o visual lo cual dificultad aún más el proceso comunicativo. En este escenario, limitante para el enfermo, la conducta se convierte en una forma alternativa de comunicación, especialmente cuando la persona no es capaz de usar las palabras para expresarse de manera efectiva.

Las estrategias comunicativas deben adaptarse a cada persona y a la evolución de la enfermedad y los cuidadores, en ocasiones aquejados de una importante sobrecarga emocional derivada de las labores de cuidado, adolecen de las destrezas necesarias para que la función comunicativa se resuelva eficazmente.

A menudo se olvidan de que los pacientes ignoran que lo que dicen no tiene sentido y que no comprenden las palabras que les decimos. Es fácil que el cuidador se enfade y pierda la paciencia cuando el enfermo repite las mismas cosas, quiere salir de manera urgente o deambula. El malestar de un cuidador también genera angustia, ansiedad y agresividad en el paciente. Si no se corrigen estas situaciones el eje cuidador-paciente se ve abocado a un desajuste en el que los lazos emocionales son cada vez más endebles y la distancia entre ellos es mayor instalándose, con el tiempo, en dos universos antagónicos que dificultan, entre otras cosas, la labor de cuidado.

FASE INICIAL

En las fases iniciales de la enfermedad pueden aparecer ciertos problemas para expresarse adecuadamente. Esta etapa se caracteriza por el déficit nominativo, es decir, la dificultad para encontrar el nombre de las cosas, lo cual provoca un paulatino distanciamiento. Sin embargo, todavía existen algunas habilidades preservadas y es recomendable fomentarlas. A la vez, el cuidador también debe acostumbrarse y aceptar los rodeos que hace el paciente para comunicar una idea y ayudarle en el proceso.  

Para facilitar la comprensión es importante que los mensajes sean cortos, claros y concisos.

Algunos consejos:

  • Tono de voz bajo y uso de lenguaje sencillo.
  • Evitar el ruido.
  • Evitar la confrontación.
  • No hacer suposiciones acerca de su habilidad para comunicarse.
  • No excluir a la persona afectada de las conversaciones.
  • Hablar directamente con la persona.
  • Ser paciente, no interrumpir.
  • Hablar de lo que le gusta hacer o de las cosas en las que necesite ayuda.
  • Explorar qué tipo de comunicación prefieren: teléfono, mail, en persona.
  • Reírse.
  • No alejarse del paciente.

FASE INTERMEDIA

En esta fase el paciente irá perdiendo paulatinamente la capacidad de organizar el pensamiento y expresarlo de forma ordenada y coherente. El discurso, por tanto, resulta cada vez más desestructurado e inconexo y más vacío de contenido. Un buen ejercicio es “imaginar” que la persona que padece Alzheimer habla un idioma distinto al nuestro algo que nos va a impulsar a empezar a usar la comunicación no verbal, uso de gestos o expresiones, que va a ser muy importante en fases avanzadas.

Deambular por la casa sin rumbo ni propósito aparente, desordenar cajones y armarios, oponerse sistemáticamente a algunas actividades o reaccionar desmesuradamente ante ciertos estímulos, puede significar que está tratando de comunicarnos algo. Exigirle a un paciente con una degradación de la memoria semántica más de lo que puede dar es casi siempre un fracaso, amén de colocarlos en un escenario angustioso y frustrante.

Algunos consejos:

  • Permitirle tiempo para hablar y expresarse.
  • Buscar lugar tranquilo para hablar sin interrupciones.
  • Ofrecer apoyo y proveerla de confort.
  • Mantener contacto visual, mostrar interés.
  • No criticar, no decir que algo es incorrecto.
  • Evitar discutir.
  • No trasladarle peticiones largas o de pensamiento complejo.
  • Hablar de manera concisa, lentamente.
  • No hacer muchas preguntas a la vez.
  • Evitar preguntas abiertas, mejor formular preguntas de respuesta SI o NO o con dos opciones de respuesta (¿Quieres té o café?).
  • Indicaciones visuales.
  • Utilizar notas.

FASE SEVERA

El proceso comunicativo muy frecuentemente se sirve de lenguaje bien sea verbal o escrito, considerándose este el método más eficaz. En fases severas el paciente ha perdido de manera notable la capacidad de comunicarse verbalmente. Este contexto de ausencia del lenguaje lo arrastra a una pérdida de autonomía que, con el tiempo, lo incapacita para comunicar una idea, transmitir un deseo o conseguir un cambio conductual. A medida que la función del lenguaje se ve afectada o cuando esta está anulada, debemos de poner énfasis en la comunicación no verbal, también llamada comunicación emocional, centrada en los gestos, el tacto o el contacto visual.

Algunos consejos:

  • Mantener contacto con los ojos.
  • Tocar, acariciar con ternura y sonreír.
  • Tratar a las personas con dignidad
  • No hablar como si ellos no estuvieran allí.
  • Acercase y mirarlo de frente.
  • Decirle quiénes somos.
  • Utilizar comunicación no verbal como señalar o hacer gestos.
  • Buscar transmitir sentimientos.
  • Usar el tacto, vista, sonidos, olores y sabores.
  • Si no sabemos qué decir, estemos presentes.

 

¿Por qué es tan importante la comunicación con una persona con Alzheimer?

Una buena comunicación evita el aislamiento del enfermo y favorece el cuidado. Por el contrario, una mala comunicación repercute negativamente el eje cuidador-paciente y en la calidad de vida y estabilidad clínica.

En ocasiones los cuidadores desconocen las dificultades comunicativas de los enfermos, se irritan cuando estos repiten constantemente las mismas palabras o sufren ansiedad ante la pérdida de un interlocutor. Ante esta situación conviene recordar nuevamente que son los cuidadores quienes poseen las herramientas para revertir este escenario.

No hay que cambiar al paciente sino el comportamiento de quienes cuidan. Necesitan hacer un buen afrontamiento de uno de los principales retos de cuidado. Se trata de una adaptación que puede llevar un tiempo y donde, sin duda, los cuidadores han de comprometerse con el rol de facilitadores de la comunicación descubriendo, a la vez, las habilidades que aún posee el paciente y un nuevo espacio de confluencia.